¿Qué es un implante dental?
Un implante dental es una raíz artificial, normalmente de titanio, que sustituye a la raíz de la pieza o piezas que se han perdido. Dicho material permite que el hueso crezca alrededor del implante formándose una unión estable y duradera entre ambos.
Se colocan en los maxilares mediante una sencilla cirugía y se utilizan para anclar o sostener los dientes, normalmente de cerámica, que es necesario reemplazar. Los implantes dentales se consideran la mejor solución estética y funcional como reemplazo de dientes ausentes en la actualidad.
¿Cómo se coloca un implante dental?
Un implante dental se usa como sustituto de la raíz o raíces de los dientes. Al igual que los dientes naturales, una vez que el implante dental se inserta en el hueso no es visible.
Actualmente, los implantes dentales se fabrican de titanio, un metal de baja densidad, duro, resistente y biocompatible, lo que significa que el cuerpo no lo rechazará de forma natural. Los implantes dentales tienen la tasa de éxito más alta de todos los tipos de implantes quirúrgicos, debido a la osteointegración del titanio, que confiere la capacidad a los implantes dentales de fusionarse o integrarse con el tejido óseo.
El hueso maxilar y mandibular necesita estímulos para mantener la forma, volumen y densidad. Cuando se pierde un diente, dicha estimulación se pierde y el hueso empieza reabsorberse, siendo del 25% dicha perdida de anchura durante el primer año y avanzando en los años posteriores.
De esta forma, un implante dental nos permite mantener el volumen y densidad de hueso natural de los maxilares ya que estimula el mismo como si fuera un diente natural. En la actualidad, hay diferentes técnicas para mantener el volumen de hueso necesario para colocar un implante. También se usan distintas técnicas quirúrgicas para regenerar el tejido óseo que se ha perdido y así poder colocar un implante.
Beneficios de los implantes dentales
La colocación de un implante dental consistía, hace unos años, en tres fases quirúrgicas. Actualmente, la técnica permite colocar el implante en una única fase.
La primera fase consistía en colocar el implante dental dentro del hueso y por debajo de la encía. Una vez se había osteointegrado el implante dental, se colocaba un poste que permitía que la encía cicatrizase a su alrededor, siendo la última fase la colocación de la corona (diente de cerámica o resina).
En la actualidad, los implantes dentales se colocan en una única fase quirúrgica, mediante una pequeña intervención de 20 minutos, siendo posible, a veces, colocar también el diente provisional. Si no es posible, se colocará el diente provisional dos meses después del implante dental.
Los implantes dentales tienen una tasa de éxito de más del 98% durante el primer año, siendo de más del 92% en los años siguiente a la colocación del mismo. Si un implante falla, se puede retirar y esperar a que el hueso se cure y colocar un implante de nuevo tras regenerar el hueso.
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